Como simples turistas visitamos lugares en los que nunca estuvimos, nos acercamos a veces deprisa, otras más sosegadamente para conocer paisajes distintos, no familiares, que rompan con nuestra rutina. Esa exploración nos desconecta de lo contidiano y restaña las heridas de nuestras monotonas vidas.
¿Por que hacemos fotos? Muchos turistas nos situamos frente el paisaje y construimos la prueba irrefutable de que nosotros estuvimos allí: esa puede ser una razón, quizás queramos asociar nuestra imágen a un paisaje, quizás ese paisaje nos transmite "algo" y miméticamente queramos asociarlo a nosotros mismos. Quizás sólo queremos poderles decir a nuestros conocidos que estuvimos allí, y en esas sesiones interminables, martilizarlos convenciéndoles de lo maravilloso que fué todo.
Otros viajeros, buscamos el paisaje sólo, sin asociarnos a él, hacemos fotos evitando los paseantes, y no invitamos a nadie a entrar en ese rectánguno que nos llevaremos a casa. ¿Por que hacer eso?. Seguro que si buscamos en la tienda más cercana, encontraremos inmortalizaciones de ese lugar interpretadas de una forma magistral, postales hechas en la hora mágica que su autor buscó en múltiples ocasiones, trabajos inmejorables que cumplirían a la perfección el objeto de recordarnos esos maravillosos lugares. ¿Por que tomarlos nosotros mismos?
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